La mujer prohibida

La mujer prohibida

La mujer prohibida

 

Ella, la que ama, danza, canta, llora, es tormenta y amanecer, es apacible brisa matutina y es fuego incandescente, la que construye y destruye.

Ella, la que quiere ser mirada, amada, la que grita en silencio, la que se cuela en los momentos “menos oportunos” para brindar en las cenas familiares.

Ella la que fue silenciada, a la que no se le permitió abrir las piernas para explorar su cuerpo, la que por años sintió vergüenza de su sangre menstrual, de sus gritos de gozo pero también de su dolor y pena.

Ella, de la que su madre sintió vergüenza, de la que su padre sintió miedo, de la que sus hermanas no quieren hablar, ni nombrar.

Ella la que ha sido guardada en un cajón, en un clóset, en la cocina, en un cuarto oscuro.

La que añora el rayo de luz cuando alguien se descuida y sin querer deja abierto el claustro, a la que se le invisibiliza, a la que nadie nombra para que se borre.

Ella, espera, espera en ese espacio que le queda chico porque a pesar de las demás ha crecido.

Cuánta sabiduría guarda su carne, sus lágrimas, sus grietas, sus tragos de saliva, cuánto placer hay entre sus piernas.

Ella, la que te prohibieron a ti y a mi, cuando nos dijeron que sus dones eran defectos.

No espera a un príncipe azul, te espera a ti.
A qué en aquella noche oscura de tormenta, la reconozcas en el espejo de tus lágrimas, de tus gritos, de tu dolor y de tu placer, y por fin te decidas a no esconderla más.

Y la lleves a bailar con aquel clan de mujeres prohibidas que ya te está esperando.

Lila Guerrero

“Recuperar la mujer prohibida significa recuperar su función social, y ésta no es una función individual, sino grupal, de los grupos de mujeres. Y lo mismo se puede decir para una condición masculina no patriarcal” Casilda Rodrigañez.

 

 

Y nos atrevimos a desempolvarla , y nos atrevimos a sacarla a danzar, a llorar y a compartir lo que todos esos años de sabiduría había guardado, hicimos de nuestros ” defectos” dones gloriosos que fueron medicina para las otras, y su corazón aulló largo y profundo y su vientre tembló, y su vagina se humedeció.

Y por fin en un abrazo largo con palpito, se unió a cada una y ese hueco en el corazón desapareció.

Fuí invitada por un clan de jóvenes mujeres valientes, a nombrar a la inombrable, a habitar a la prohibida, con danza, flores, y arte, juntas recuperamos a la mujer prohibida, y de nuevo supe quién soy desde mi centro.

Ellas son un colectivo de danza y artes escénicas que se están haciendo preguntas, que están cuestionando las prácticas dominantes de la escena contemporánea, que quieren y saben pulsar desde su centro.

Gracias amadas por invitarme de nuevo a danzar, desde lo que soy y no desde la torpeza de lo que debería ser.

Colectivo de mujeres que danzan, cantan  y aullan: ” Desde mi centro”

Ubicadas y desde ahí nómadas,  en Coatepec Veracruz, México.